El seguro de vida es una gran herramienta Financiera que nos ayudará, sin duda, a alcanzar metas u objetivos marcados.
Es importante saber que el seguro de vida, ¡Es inocente! Son las malas praxis, las vinculaciones “obligadas” a otros productos Financieros, “Hipotecas” y el desconocimiento real de dónde encaja una herramienta tan poderosa, lo que ha hecho que no se le preste la atención que merece. Terminando este artículo, esperamos lograr que restituya su nombre y que sea entendido, valorado y además obtengamos nociones básicas para diferenciar unos seguros de otros.
Como herramienta Financiera que es, ésta debería de ser incluida en un Análisis de Necesidades Financieras, donde la correcta Planificación y Gestión de nuestras Finanzas, presentes o futuras, sean realmente la prioridad, y no la venta de una póliza más o menos, ya que sólo en un Análisis profundo, todas las piezas del puzzle, “Productos”, cobran sentido.
Lo recomendable es ser asesorado por Compañías o Profesionales dedicados a la Planificación y Gestión Financiera, expertos que nos puedan aportar ese plus de independencia y objetividad que como usuarios nos merecemos. Básicamente, existen cuatro modalidades, que son: Seguros de Riesgo, para casos de muerte o Seguros de Vida. Seguros de Ahorro para casos de supervivencia o de jubilación, por ejemplo, Unit Linkeds, PIAS, PPAS, etc., Seguros Mixtos donde se mezclan garantías. Seguros de Rentas, Rentas Vitalicias, etc.
Dicho todo esto, nos centraremos en los Seguros de Vida. Existen dos tipos de Seguros de Riesgo; los Seguros Temporales y los Seguros de Vida entera, se contratan hasta el fallecimiento.
En los seguros de Vida Temporales, el capital contratado es pagado inmediatamente después del fallecimiento del asegurado, si éste ocurriese antes de finalizar el plazo de duración del seguro. Si la persona asegurada sobreviviese a ese periodo de seguro, éste queda cancelado, quedando las primas satisfechas a favor de la compañía aseguradora. Paralelamente a éste principal de “Fallecimiento” se contratan coberturas complementarias, las más habitual es la Invalidez Total y Absoluta, que se pagaría al asegurado, en el caso de que sufriese un siniestro en el que se designase por un tribunal médico de la Seguridad Social, que su Invalidez es Absoluta y Permanente.
Hay otras modalidades de garantías de Invalidez, como las coberturas de Invalidez Profesional, Invalidez Parcial, etc. Dentro de los temporales, tenemos los Temporales Anuales Renovables, siendo posible su contratación con capital creciente, decreciente y constante, donde la prima se aumenta en cada renovación al estar expuesta a variables como la edad actuarial, siniestralidad del ramo, etc. Su duración es de un año renovable de forma tácita hasta un número determinado de periodos, salvo que cualquiera de las partes, comunique a la otra su voluntad de no renovar dentro del plazo establecido en el artículo 22, de la Ley de Contrato de Seguro.
Otra modalidad de contratación son los seguros Temporales de Prima Constante y Capital Constante, en los que la duración puede variar desde los 5 años, hasta más 40 años, manteniéndose la prima nivelada y siendo el tomador la única figura que puede resolver dicho contrato.
En otro artículo, detallaremos en profundidad las diferencias entre estas dos modalidades de contratación, nos ayudará a entender cómo decidir cuál es la más adecuada y ventajosa, en que debemos fijarnos, exclusiones, etc. Y también entender cómo y por qué, encaja como una herramienta vital de planificación en nuestras vidas.